Por lo general no se dan a ver de la gente. Hacen sus torerias como seres invisibles, y la persona o personas perjudicadas, solamente escuchan los ruidos o palpan los danos. Algunos han oido las risitas de los duendecillos, despues que acaban de hacer estos el entuerto.
Como se expreso, estos seres burlones ejecutan actos sencillos, pero pertinaces y hostigadores.
La mayoria de las veces les da por dejar caer "lluvias de piedras, terrones, trozos de ladrillo, etc. durante horas enteras y con frecuencia, durante varios dias consecutivos, sobre los patios y corredores de las casas. Sus habitantes, al sentirse asi acosados, se desasosiegan y aterrorizan; y al cabo de cierto tiempo, optan por abandonarlas. Pero algunas veces los duendes siguen siguen a los huyones.

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